lunes, 11 de mayo de 2015

(Confidencial) Avituallamiento y pipas - #Transvulcania15


Como todo gran acontecimiento, la Transvulcania deja momentos e historias que rivalizan con la gloria de los ganadores, la valentía de los finalistas y la voluntad de un pueblo, el palmero, volcado con su carrera



Luis Alberto Hernando en la ascensión al Roque de los Muchachos en la Transvulcania 2015. /TRAILCYL Pablo Villa y su beso de película: La Transvulcania, ultramaratón para tíos duros y bregados en el arte de subir y bajar montañas a toda prisa, tuvo también su capítulo romántico a la vera del faro de Fuencaliente y en los prolegómenos de la salida de carrera palmera. Estaba el leonés Pablo Villa a sus cosas, enredado con los apuntes de última hora sobre si salir corriendo o volando, cuando de la oscuridad apareció su musa. El corredor del equipo Salomon se quedó con la boca abierta cuando su novia se colocó delante de él y le propinó un beso de película.

- 2364 kilómetros de sorpresa: Villa, desencajado y con la boca abierta, apenas pudo articular palabra, mientras María –la susodicha- aparecía, pese a tener que estar en La Bañeza “durmiendo” a 2364 kilómetros de distancia. “¡Sorpresa!”, pareció gritar media carrera, y es que eran muchos los corredores, compañeros y amigos de Pablo, los que sabían que su novia se plantaría en la salida de la Transvulcania para insuflar más ánimo al bravo leonés. “Debo ser el único que no lo sabía”, admitió el sorprendido. No le fue mal el beso, no…

Luis Alberto Hernando en la ascensión al Roque de los Muchachos en la Transvulcania 2015. /TRAILCYL Emelie, la chica de Kilian: Y ya que la carrera va de parejas, la que no pudo pasar desapercibida ni detrás del ex Ducan Dhu Mikel Erentxun -amenizador del fin de fiesta transvulcanero- fue Emelie Forsberg, para muchos la chica de Kilian. La corredora sueca, pareja del ‘marciano’ del trailrunning, apenas tuvo un minuto de respiro ante la avalancha de peticiones de fotos y autógrafos. “Emelie, Emelie…”. Hasta la pobre de Anna Frost, la ‘Monroe’ de las carreras por montaña, tuvo que responder –no sin sorpresa y hasta cierto desaire- que no era Emelie ante la insistencia de varios fans en el Refugio de El Pilar que, a falta de agua, tampoco desaprovecharon el glamour de la norteamericana.

-La reina del 'selfie' palmero: Emelie no se cansó de posar con su público. Aclamada y acalorada en la meta, y tras gustarse en la alfombra roja, cuál estrella de Hollywood, no dudó en asegurar que ante tal pasión, en la próxima edición en vez de pasar “unos días en la isla” se prodigará un mes entre los volcanes “para preparar bien la prueba”. La otra lectura es que con un mes quizá tenga tiempo para completar los casi 87.000 ‘selfies’ que corresponderían a los palmeros de la isla canaria. Tiempo al tiempo.

Luis Alberto Hernando en la ascensión al Roque de los Muchachos en la Transvulcania 2015. /TRAILCYL 73, número fetiche en Transvulcania: Para la mayoría de los corredores de la Transvulcania, el 73 fu un número especial. Significaba la anhelada meta de la calle Real de Los Llanos, el fin de la agonía deseada y casi inasumible para tantos y tantos, y el premio a meses, incluso años de preparación. Sin embargo, más especial fue todavía para Gregorio Ascacíbar.

- ‘Feliz en tu día’: Así titulaba Andrés García en el Diario Marca su reportaje sobre este corredor de La Rioja que a sus 73 años, siguió el ejemplo de Carlos Soria y decidió no poner barreras a la edad y a la montaña para completar el recorrido de 73,3 kilómetros de una de las ultramaratones más duras del mundo. Al final, entró en meta y con fuerzas para soplar las velas, ¿cuántas? 73, no podía ser de otra forma.


Piratas sin parche en el ojo pero con mala baba: Los puertos de la isla de La Palma llegaron a ser los más importantes del imperio español durante el siglo de oro. Santa Cruz de la Palma fue un paso obligado en las rutas hacia América y, por ello, en más de una ocasión tuvo que temer el peligro de los piratas. Varios siglos después, estos aparecieron en los Llanos de Aridane para hacer de las suyas en la meta de la Transvulcania.

- Sabotaje inhalámbrico: La llegada de Luis Alberto no pudo ser tan seguida desde casa, así como la de otros corredores, por el corte de una línea de fibra óptica habilitada para dar cobertura a la prensa encargada de relatar la última parte de la carrera. Los piratas se echaron a la mar en el peor momento, a lo que hubo que sumar tal concentración de teléfonos y dispositivos móviles que colapsaron la salida de datos de la Transvulcania. Sabotaje inesperado, lástima que en la actualidad no exista una guardia real o un Alonso Vázquez o un Juan Sin Miedo para hacérselo pensar dos veces a los de la pata de palo.

¿La carrera más dura del mundo?: O al menos fue en lo poco que se pusieron de acuerdo mejicanos, argentinos, vascos, catalanes, castellanos y leoneses… Aunque para gustos los colores. Fue la comidilla de los metros finales, el tema estrella de los ágapes y tentempiés postreros a la paliza isleña. “¿Cómo te ha ido?” “He sufrido mucho. Es muy dura”. Y así hasta convertir la frase en la próxima canción del verano.

-Más de 800 abandonos: No es de extrañar que con este caldo de cultivo, unido a un posible fallo de avituallamiento en la zona del pico de la Nieve, fueran más de 800 corredores los que dijeran basta por adelantado en pro de una vida mejor. Sus piernas lo agradecerán, quizá su cabeza y su ego no tanto.





                                                                                             







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